Mis relatos medievales, leyenda y realidad.

Desde los picos calizos de la Subbética, a la fértil ribera del Guadalquivir, hay todo un mundo de leyendas, historias y recuerdos. Vivencias medievales, caballeros de capa y espada, bellas princesas y palacios encantados, mitad verdad, mitad fantasía. Yo te los iré contando, poco a poco, paso paso, como nació la cultura de ésta ciudad que fué y sigue siendo multicultural. Pronto tambien los podrás leer en italiano.

sábado, 23 de mayo de 2009

LA HORMIGA Y EL SALTAMONTES


Para Marcello en su tercer cumpleaños.
Había una vez una hormiga que se llamaba Ila y un saltamontes que se llamaba Fli, que se estaban peleando porque los dos querían llegar al otro lado del río, donde había un campo de trigo. La hormiga decía que ella llegaría antes cruzando por un túnel debajo de tierra, en un subterráneo muy grande, con muchos pasillos como si fuera un laberinto, y donde vivían muchas hormigas, y en un plis plas cogería los granos de trigo y se los llevaría a su despensa.
El saltamontes le decía que eso era muy entretenido, bajar por tantos túneles debajo de tierra que podía hasta perderse, y que él con sus alas saldría volando y llegaría antes, cogería el trigo y lo subiría a su casa.
-Eso que tú quieres hacer es imposible, estás muy gordo y no serás capaz de salir volando, y mucho menos cruzar por encima del agua porque al final te caerás y te darás un baño con el agua fría, ¡eso si no te ahogas!

-Que no, que no me ahogo, que yo voy volando muy alto, muy alto y en menos que canta un gallo estaré en lo alto de mi árbol, y me comeré los granos de trigo que están ricos, ricos y con muchas vitaminas, y tú no me podrás ver porque tú no puedes volar y no puedes cruzar el río porque tú si que te ahogarías.
-¡Eso que te lo crees tú! Yo puedo cruzar por debajo del río y no me mojaría, y llegaría a tu árbol antes que tú.
Le contestó la hormiga y así siguieron hablando y hablando sin ponerse de acuerdo, hasta que llegó un gorrión y empezó a dar saltitos a su alrededor y les preguntó porqué gritaban tanto.
-¿Qué os pasa que no hacéis más que gritar? Los vecinos se están quejando porque no los dejáis dormir.
La hormiga y el saltamontes quisieron explicar a la vez lo que les pasaba, y el gorrión no se enteraba de nada así que les dijo.
-¡Bueno, bueno, primero habla tú saltamontes y después habla tú hormiguita.

El saltamontes le explicó que quería cruzar al otro lado del río volando, porque había visto un campo donde había mucho trigo, y quería coger los granos para llenar su despensa, y la hormiga le explicó al gorrión que ella llegaría primero.
Así que el gorrión les propuso un trato.
-Vamos a ver hormiguita, tú dices que puedes cruzar al otro lado del río caminando por los túneles que tienes debajo de la tierra, y que no te mojarías y llegarías al campo de trigo antes que el saltamontes, y te llevarías el trigo.
-¡Claro que sí, llegaré antes que él!
-Vale, vale y tú saltamontes quieres salir volando y llegar antes que tu amiga la hormiga. –Dijo el gorrión.
El saltamontes movió sus alas y estiró sus largas patas.
-¡Yo saldré volando, cruzaré el río y llegaré antes que la hormiga!
-¡Vale yo daré la salida! Hormiguita tú iras por los túneles y tú saltamontes irás por el aire volando, quién llegue primero se quedará donde está el trigo hasta que llegue el otro, y después se repartirá a partes iguales entre los dos. ¿Vale? ¿Estáis de acuerdo?- Preguntó el gorrión.
La hormiga no estaba de acuerdo porque no quería compartir la comida con el saltamontes, pero le dio su palabra de que así lo haría.
-¡Si, si estamos de acuerdo! –Gritaron la hormiga y el saltamontes.
El gorrión dio un pitido muy fuerte dando la salida, y la hormiga salió corriendo y se perdió por la boca del túnel. El saltamontes batió sus alas y estirando sus patas dio un gran salto y se remontó en el aire volando, volando.
¿Quieres saber lo que les pasó? Pues la hormiga iba por el túnel cantando y llamando a sus amigas- Venid conmigo me han dicho que hay un campo de trigo en el otro lado del río- Así que muchas hormigas se fueron con ella, llegaron al otro lado del río y buscaron las espigas de trigo, que había muchas, las desgranaron y cada una cogió un grano para llevarlo a la despensa, sin esperar al saltamontes para repartir la comida..
¿Y el saltamontes por dónde iba? Pues estaba volando pero ya estaba muy cansado, hacía mucho viento y debajo de él estaba el río que llevaba mucho agua y muy fría.
-¡Úf, que cansado estoy, ya no puedo maaasss! ¡Socorro ayudadme que no me quiero ahogar!
Pero el saltamontes calló al agua, y durante un rato la corriente se lo llevó dándole un gran baño. El saltamontes estaba tiritando de frío, y al final se pudo agarrar a una rama que estaba en el agua, y muy despacito fue caminando hasta llegar a la orilla allí se tumbó al sol, y cuando se le quitó el frío fue dando saltos hasta que llegó junto al árbol donde estaba el trigo. Se subió a una rama y vio como un gran ejército de hormigas que dirigía su amiga, se estaban llevando todo el trigo. El saltamontes estaba muy triste porque la hormiga le había dicho que se llevaría solo la mitad, y lo había engañado porque ya casi no quedaba trigo, y encima el miedo que había pasado cuando se calló al agua.
La hormiga lo vió y subiendo rápido por el tronco hasta la rama se puso delante del saltamontes, y se reía mucho.
-¡Ji,ji,ji ya te lo dije que yo llegaría primero y tú te caerías al agua! ¡Mira que eres tonto! Mis amigas y yo te hemos dejado sin trigo, ji,ji,ji.
Pero el ser malo con los amigos no está bien, habían hecho un trato y la hormiga no lo había cumplido.
¿Te acuerdas del gorrión? Pues había estado volando y había visto lo que le había pasado al saltamontes, ahora estaba en lo alto de una rama, y miraba lo que estaban haciendo las hormigas. Se fue y regresó con una espiga en el pico que comenzó a desgranar dejando caer los granos de trigo al suelo.
Cuando la hormiga vio caer los granos empezó a llamar a sus amigas.
-¡Venid, venid que hay mucha comida, venid todas!
Y empezaron a salir muchas, muchas hormigas a coger los granos de trigo. El gorrión se bajó de la rama y hizo rodar una piedra hasta dejarla encima de la entrada del túnel hormiguero tapándolo, y cuando las hormigas llegaban cargadas fueron soltando todos los granos en el suelo hasta que hicieron un montón muy grande, después se juntaron todas e intentaron mover la piedra, pero era muy grande y no la pudieron mover, así que estaban muy cansadas y se tumbaron en el suelo.
El gorrión que era muy pillo bajó de la rama y se comió todo el montón de trigo, después empezó a comerse a todas las hormigas.
-Hormiguita si hubieses cumplido tu palabra de esperarte hasta que llegara el saltamontes y repartir el trigo hasta yo te habría ayudado a transportarlo, pero nos has engañado al saltamontes y a mí, así que ahora yo me como tu trigo, a ti y a todas tus amigas las hormigas.
El gorrión se dio un gran festín de trigo y hormigas, y ayudó al saltamontes a llenar su despensa de granos de trigo, y siempre fue su amigo. Y colorín colorado este cuento ha terminado.