Mis relatos medievales, leyenda y realidad.

Desde los picos calizos de la Subbética, a la fértil ribera del Guadalquivir, hay todo un mundo de leyendas, historias y recuerdos. Vivencias medievales, caballeros de capa y espada, bellas princesas y palacios encantados, mitad verdad, mitad fantasía. Yo te los iré contando, poco a poco, paso paso, como nació la cultura de ésta ciudad que fué y sigue siendo multicultural. Pronto tambien los podrás leer en italiano.

lunes, 11 de agosto de 2008

Sueño de agua

Anoche tuve un sueño, un sueño muy especial. De pronto el tiempo se detuvo y giró vertiginosamente hacia atrás. ¿Un sueño o fue realidad?¡De pronto mis aguas se agitaron! Los molinos y la gran noria de la Albolafia, tantos años parados, se habían puesto en movimiento y en mis aguas resonó el ruido de sus engranajes. Mi caudal fue creciendo rápidamente, hasta alcanzar las antiguas orillas, que tanto tiempo hacía que mis aguas no bañaban.
Las barcas con sus velas desplegadas al viento, empezaron a moverse, sobre mi superficie plateada, donde se reflejaban los últimos rayos de la luna llena. ¡Y desde el alminar de la Gran Mezquita, me llegó la voz del almuédano, llamando a la oración de la mañana! También las campanas de las iglesias cristianas estaban repicando. ¡Y seguro que la Sinagoga también había abierto sus puertas!
No sé que pasó, pero no había duda, el tiempo se había detenido en la época califal. ¡Córdoba volvió a brillar con luz propia, cómo capital de Al- Ándalus! Las calles del zoco, se llenaron de gente y sentí aquellos sonidos que tan bien conocía, de los artesanos, los orfebres, el yunque de los herreros.,,
El puente romano se erguía sobre mí, y se miraba en el espejo de mis aguas, me miró, y muy alborozado me dijo.
--¡He, río grande! Alguien importante se acerca, porque siento un gran estruendo de voces y cascos de caballerías.
-¡Que me dices, yo no oigo nada! -Contesté tratando de captar algún sonido.
-¡Si ya los veo, allá en el horizonte! Es una Embajada del Reino Nazarí, veo su Estandarte a la cabeza de las tropas. Antes de que el sol se ponga por occidente, ya estarán en la ciudad. Anunció el puente, preparándose para recibir a tan altos dignatarios.
Horas después pude ver reflejados en mis aguas, centenares de soldados, con sus lanzas, escudos y cimitarras relucientes. El Embajador y su séquito, ataviados con ricas vestimentas, montados sobre caballos de pura raza árabe, bellamente enjaezados, fueron pasando por el puente y reflejándose en mis aguas. Cerraba la comitiva, los saltimbanquis, lanzadores de cuchillos, músicos y las bellas bailarinas, cubiertas con finas sedas de vivos colores, y danzando al son de los tambores y de hermosas melodías.
Aquella noche, habría una gran fiesta en las calles de la ciudad.En el embarcadero, los hombres se afanaban, llenando las bodegas de los barcos, con centenares de ánforas, llenas de buen vino y dorado aceite, que serían transportadas a otros países de oriente.
Así transcurrió el día, poco a poco, el sol se perdió en el horizonte, dejando en mis aguas, un bello atardecer, con tonos dorados y violetas. El puente y la ciudad, se iluminaron con cientos de antorchas encendidas, y las calles estaban llenas de gente, el palacio resplandecía y en el salón de embajadores, el sultán recibía al Embajador del reino de Granada.
Poco a poco, todo fue quedando en silencio. El firmamento estaba cuajado de brillantes estrellas, y la luna derramaba su luz plateada. Mis aguas discurrían apacibles y silenciosas por mi cauce entre alamedas y tarajes, solamente algunos murmullos percibía cerca de mis orillas.
Al llegar el alba, mi sueño se rompió. El puente recobró el ajetreo de los automóviles que circulaban veloces y se perdían en las calles de la ciudad, la noria y los molinos se quedaron silenciosos. Terminó mi sueño, porque solo fue eso, un bello sueño que se desvaneció, como mis aguas se desvanecen, en el gran océano.

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